En septiembre de este año se celebraba a lo largo de todo el mundo el aniversario de una película muy especial y que está en el top 3 de mis películas favoritas, me estoy refiriendo a La Princesa Prometida (The Princess Bride). No había tenido la ocasión de hacerle un homenaje como merece en este blog, así que no voy a dejarlo para más tarde y este va a ser mi pequeño tributo a esta gran película 25 años después.
La Princesa Prometida es una película difícil de describir, lo tiene todo. Es una película de aventuras con piratas enmascarados, reyes malvados, princesas secuestradas, gigantes, persecuciones, combates de espada, venganzas, batallas de ingenio (¡a muerte!), duelos a muerte (¡no!¡a sufrimiento!), monstruos (R.A.G), milagros y sobre todo, no nos olvidemos, es una película de amor verdadero.
No podré olvidar nunca lugares como los Acantilados de la Locura, el Pantano de Fuego con sus tres peligros: el fuego burbujeante, las arenas resplandecientes y los R.A.G., los roedores de aspecto gigantesco, el Foso de la Desesperación, el hombre milagroso y esas frases que han pasado a la historia: «Como desees…«, «¡inconcebible!» y la famosa «me llamo Iñigo Montoya…» bueno ya sabéis el resto.
El libro
A estas alturas supongo que todo el mundo lo sabe, pero esta película está basada en una novela del mismo nombre escrita por William Goldman, así que sólo recomiendo a todo el mundo que si puedan lo lean cuanto antes. Por supuesto, se puede comprar en Amazon.
La banda sonora
La banda sonora de la película fue compuesta por Mark Knopfler y pocos hay que no la reconozcan:
Las mejores escenas
Es difícil escoger cual es la mejor escena de la película, pero si que tengo claro cuales son especialmente míticas y aquí las dejo para vuestro disfrute:
Batalla de ingenio a Muerte
La batalla de ingenio a muerte contra un siciliano es digna de reproducir integra aquí:
- Vizzini: No puedo competir con vos físicamente, y vos no sois rival para mi inteligencia.
- Pirata Roberts: ¿Tan sabio sois?
- V.: Digamos que sí: ¿Habéis oído hablar de Platón, de Aristóteles, de Sócrates…?
- P.R.: Si.
- V.: ¡Unos incultos!
- P.R.: ¿De veras? En ese caso os desafío a una batalla de ingenio.
- V.: ¿Por la princesa? ¿A muerte? ¡Acepto!
- P.R.: Bien, servid el vino.
- P.R.: Oled esto, pero no lo toquéis.
- V.: No huele a nada.
- P.R.: Esto que no oléis se llama iocaína. Es inodoro, insípido, se disuelve instantáneamente y es uno de los venenos conocidos más poderosos.
- V.: Hm.
- P.R.: Muy bien. ¿Dónde está el veneno? La batalla de ingenio ha comenzado y acabará cuando escojáis y bebamos. Sabremos quién ha acertado… y quién ha muerto.
- V.: Eso es muy fácil. Lo único que debo hacer es deducirlo por lo que se de vos, si sois la case de hombre que vertería el veneno en su copa o en la de su enemigo. Un hombre listo vertería el veneno en su propia copa porque sabría que solo un idiota creería lo que parece lógico, y yo no soy un idiota, así que no elegiré el vino que tenéis frente a vos. Pero podéis haber deducido que yo no soy un idiota, y habríais contado con ello por lo que no elegiré el vino está frente a mí.
- P.R.: ¿Habéis decidido ya?
- V.: Ni remotamente. Porque la iocaína proviene de Australia, como todo el mundo sabe. Y Australia está poblada por criminales, y los criminales tratan con gente que no se fía de ellos como yo no me fío de vos así que no elegiré el vino que tenéis frente a vos.
- P.R.: Tenéis un intelecto asombroso.
- V.: ¡Esperad que siga deduciendo! ¿Dónde estaba?
- P.R.: En Australia.
- V.: Sí, en Australia. Vos habréis sospechado que conocería los orígenes del veneno por lo que no escogeré el vino que está frente a mi.
- P.R.: Estáis perplejo.
- V.: Os gustaría que fuera así, ¿verdad? Habéis vencido a mi gigante lo que significa que sois fuerte, podríais haberlo puesto en vuestra copa confiando en que vuestra fuerza os salvaría, por lo que no elegiré el vino que tenéis frente a vos. Pero también habéis derrotado a mi español, lo que significa que habéis estudiado, y si habéis estudiado sabéis que el hombre no es inmortal por lo cual habríais puesto el veneno lo más lejos posible de vos por lo que no elegiré el vino que está frente a mi.
- P.R.: ¿Tratáis de engañarme para que os lo diga? No lo lograréis.
- V.: ¡Ya lo he logrado! ¡Lo habéis soltado todo! ¡Ya se dónde habéis puesto el veneno!
- P.R.: Escoged entonces.
- V.: Lo haré, y elijo… ¿Qué diablos hay en aquel matorral? (señala con el dedo, el Pirata Roberts se gira y entonces Vizzini cambia las copas.)
- P.R.: ¿El qué? ¿Dónde?… No veo nada.
- V.: Pues habría jurado que había visto algo. No importa. Jejeje.
- P.R.: ¿Qué os hace tanta gracia?
- V.: Os lo diré enseguida, pero antes bebamos, yo de mi copa y vos de la vuestra. (Beben.)
- P.R.: Habéis errado.
- V.: Ja ja ja. Vos pensáis que he elegido mal. Eso es lo que me hace gracia. He cambiado las copas cuando os habéis girado. Ja ja ja ¡Idiota! Habéis sido víctima de un error muy clásico. El más famoso es: «No te mezcles en una guerra de conquista en Asia», aunque sólo ligeramente menos conocido es este otro: «Nunca luches contra un siciliano cuando la muerte está al acecho». Ja, ja, ja, ja, ja…
La mejor lucha de espadas del cine
He conseguido encontrar una versión completa de este fantástico duelo entre Iñigo Montoya y el pirata Roberts en el borde de los Acantilados de la locura, no me canso de verlo:
La boda de Buttercup
Ed matdimodio…
¡A sufrimiento!
- ¡A muerte!
- ¡NO! ¡A sufrimiento!
El milagroso Max
- Con un hombre totalmente muerto solo se puede hacer una cosa.
- ¿El qué?
- Registrar sus ropas y buscar calderilla.
Hola, me llamo Iñigo Montoya…
He reservado lo mejor para el final, no creo que este vídeo necesite presentación.
Hola, me llamo Iñigo Montoya, tu mataste a mi padre, prepárate a morir.
Y en inglés suena casi mejor:
Hello, my name is Iñigo Montoya, you killed my father, prepare to die.